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martes, 18 de octubre de 2011

¿Bolo alimenticio?

Los que lean el blog se preguntarán a qué se debe lo de "La niña del bolo alimenticio". Pues bien, el bolo alimenticio me ha acompañado toda mi quijotesca infancia porque he sido muy cruel a la hora de comer. 
Hasta los 8 años unas de las comidas que mi especial organismo toleraba seguía siendo la papilla la cual mi madre gustosamente preparaba día tras día. 

Las meriendas las ejecutaba en mi calle, Avenida Los Pinos o la Calle del Chollo. Los pequeños bocadillos confeccionados por mi progenitora eran de lo más variados: jamón de york, queso, salchichón, chorizo de cantimpalo, fuagrás, atún, nocilla... Y e aquí lo del bolo alimenticio. 

Mientras que los demás niños se apresuraban a engullir sus bocadillos para poder jugar lo antes posible, la pequeña Laura permanecía sentada y narcotizada por las cultas y complejas conversaciones de las madres. A ello se le sumaba el padecimiento que le suponía ingerir los creativos bocadillos de Josephine. 

Poco a poco comenzó a incrementar su número de récords: de merendar en una hora, pasó a dos, a dos y media, a tres horas... Y finalmente !lo consiguió! !4 INFERNALES HORAS PARA DEVORAR UN BOCADILLO DE SALCHICHÓN! 
La estampa os la podéis imaginar. Los primeros bocados los podía camuflar en mi cavidad bucal, pero iban amorgonándose hasta convertirse en sendos flemones que impedían mi respiración. 
La avergonazada Josephine comenzaba entonces a amenazar a la pequeña Laura, y de las amenazas pronto pasaba a los pelliscos y a las bescollas.

Actualmente, el salchichón lo engullo abusivamente y mi madre dice que soy animal y ya no compra la marca que me gusta. Pero no pasa nada me lo compro yo



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